
"En Italia tengo dos hijos: un chico y una chica. No saben que estoy en esta situación", asegura Stefania.
La italiana Stefania, de 45 años, está sentada junto a un cajero automático en la concurrida avenida del Paral·lel, en Barcelona, mientras su marido está ingresado en el Hospital del Mar por una afección pulmonar. Sus respectivas familias, que están en Italia, no saben nada. Stefania renunció a su trabajo de cocinera en Roma por un trabajo en un restaurante de Barcelona que no existe. Agotó todos sus ahorros y se encontró inesperadamente durmiendo en la calle. Un sueño roto. Ella y su marido intentan regresar a Roma. «Siempre he sido optimista. Creo que saldré adelante», asegura.
Texto y fotografía: ALEC FORSSMANN
¿Qué haces aquí?
Un amigo italiano nos prometió trabajo a mi esposo y a mí, pero cuando llegamos no existía el trabajo.
¿Qué tipo de trabajo?
A mí me prometió un trabajo de cocinera y a mi esposo de camarero. El restaurante no existía.
¿Os habéis quedado sin dinero?
Hemos estado dos meses en un hotel. Al principio pagábamos 25 euros por noche, pero después subió a 50 euros. Hemos pagado todo con el dinero que habíamos ahorrado.
Qué experiencia más mala…
Sí, llevamos tres meses buscando trabajo en Barcelona. Ayer teníamos que volver a Roma, pero mi marido está enfermo de leucemia. No ha podido tomar sus medicinas y le han ingresado por una afección pulmonar.
¿Y en Roma no tenías trabajo?
Sí, trabajaba de cocinera en el comedor de un colegio y ganaba 1.300 euros al mes. Esta persona me había prometido 1.600 euros aquí. Mi marido ya había trabajado en Barcelona y le gustaba la ciudad. Por eso dejé el trabajo que tenía desde hacía 18 años.
«Trabajaba de cocinera el comedor de un colegio y ganaba 1.300 euros al mes. Esta persona me había prometido 1.600 euros aquí»
¿Tienes familia?
Mi padre tiene dinero. Ahora está jubilado, pero era director de un banco. No sabe nada. Tengo 45 años y no puedo decirle que estoy sentada en el suelo pidiendo dinero. Tengo dos hijos, un chico y una chica. Tampoco saben nada.
¿En Roma podrás recuperar tu trabajo?
No, es difícil que me den trabajo con la edad que tengo, prefieren la gente joven.
¿Y tu marido?
Está enfermo de leucemia desde los 18 años y recibe una pensión por su enfermedad, pero sólo es válida en Italia.
¿Dónde estáis durmiendo?
En la calle, en el pórtico de un edificio. Los vecinos nos han dejado dormir ahí. Por la mañana lo hemos limpiado todo.
¿Os han tratado bien?
La única cosa buena de aquí, y lo digo sinceramente, es el nivel de humanidad; es más alto que en Italia. Puedo decir que aquí la gente me ha ayudado mucho: me ha dado comida, ropa, algo de dinero… Los servicios sociales también me han ayudado.
«La única cosa buena de aquí, y lo digo sinceramente, es el nivel de humanidad; es más alto que en Italia»
¿Saldrás de esta situación?
Siempre he sido optimista y he dicho que la muerte es la cosa más mala que te puede pasar porque no se puede afrontar. Siempre he ido con la cabeza alta porque no tengo nada de qué avergonzarme. Creo que saldré adelante…