Sergio es barcelonés y tiene 44 años. Es huérfano y trabaja desde los 14. Pero el país por el que ha trabajado durante 30 años le ha dejado en la calle. Pide limosna porque no le queda más remedio. Duerme a la intemperie en la zona de Montjuïc y evita relacionarse con ciertos indigentes que ya han renunciado a encontrar una salida a sus vidas. Sergio no arroja la toalla. «Te sale un puesto de trabajo y la vida te cambia por completo. El primer mes lo vas a pasar mal, pero todo cambia una vez que coges una habitación, algo de ropa y cosas de aseo», dice con resolución en esta entrevista que tiene lugar junto a la entrada de un supermercado en el Poble Sec, en Barcelona.
Texto y fotografía: ALEC FORSSMANN
¿Por qué estás en la calle?
Porque llevo un año y pico sin un puesto de trabajo y no cobro nada.
¿De qué has trabajado?
De fregaplatos, en el campo, de mozo de almacén, en carga y descarga… He trabajado en Barcelona, en Aragón, en Galicia, en Castilla-La Mancha…
¿Cuál ha sido tu último trabajo?
De fregaplatos en la marisquería L’Àncora, en Tarragona.
¿Y ahora no encuentras nada?
Nada. Voy echando el curriculum con el teléfono del centro de día. Voy todos los días a preguntar si hay una llamada para mí, pero de momento no me han llamado.
Resulta complicado encontrar trabajo…
Antes había trabajos esporádicos: la recogida de la aceituna, la vendimia… Ibas a Mercabarna y podías hacer algo de carga y descarga, pero es que ahora no hay nada. Y somos tanta gente, entre españoles y extranjeros… Te dicen: déjame el curriculum y ya te llamaremos… Uno ya está harto. Sigues luchando, pero es que llega un momento…
«Te dicen: déjame el curriculum y ya te llamaremos… Uno ya está harto»
Y esta crisis no parece tener fin.
Escuché un debate por la radio en el que decían que Europa no empezaría a levantar cabeza antes de 2016. Imagínate España…
Los albergues están llenos.
Sí, en el de la Zona Franca hay una habitación con 120 personas. Actualmente llevo un saco de dormir y duermo por la parte de Montjuïc, en un sitio que esté retirado y donde no moleste a nadie. Ando solo, no me gusta relacionarme con ciertas personas.
¿Qué es lo más duro de vivir en la calle?
Que tengo que buscarme la vida cada día, a pesar de la lluvia, el frío o la nieve. Y así tengo que estar, recogiendo colillas por la calle.
«Tengo que buscarme la vida cada día, a pesar de la lluvia, el frío o la nieve. Y así tengo que estar, recogiendo colillas por la calle»
¿Tienes problemas con el alcohol o las drogas?
No, ninguno. Sólo tengo dos problemas: que no tengo un puesto de trabajo ni una casa.
Pero no arrojas la toalla…
No, no me quiero quedar estancado. Te sale un puesto de trabajo y la vida te cambia por completo. El primer mes lo vas a pasar mal, pero todo cambia una vez que te coges una habitación, algo de ropa y cosas de aseo.
¿La gente te ayuda?
La gente rica normalmente no te da ni un duro. El que te da es el jubilado, el obrero…
Hay mucha gente sufriendo…
Todo está más caro: sube el precio del transporte público, los alimentos, la luz… Pero los sueldos de los trabajadores no suben. Ojalá que no sea así, pero creo que esto va a reventar. Los militares saldrán a la calle, como ha pasado en Grecia o Argentina.