Cristóbal Lasarte, barcelonés de 55 años, está plantado en uno de los flancos del MACBA, el museo de arte contemporáneo de Barcelona, ajeno a las piruetas que describen los patinadores en la plaza contigua. Entre sus pertenencias llama la atención un futbolín electrónico destartalado. «La vida es muy dura», repite en varias ocasiones. Su tartamudeo y sus bostezos al final de la entrevista dificultan el diálogo. Reconoce que ha tenido problemas con la bebida, pero que ahora ya se controla. «Esto me sirve de balanza», dice señalando un refresco que hay junto a él. Cristóbal duerme cada noche en un cajero y frecuenta fundaciones que atienden a las personas sin hogar como Arrels o asociaciones como L’hora de Déu. Asegura que en Barcelona hay sitios para almorzar, comer y cenar, pero que los albergues son peligrosos: «Tienes que ir con mil ojos».
Texto y fotografía: ALEC FORSSMANN
¿Dónde duermes?
En un cajero. Hay varios, por ejemplo en la avenida del Portal de l’Àngel. Duermo con una manta, cartones… Es lo que hay. La vida es muy dura.
¿Tienes familia?
Mi madre, que ahora tiene 82 años. Tengo familia, pero muy poca.
¿No te entiendes con ella?
Es rencorosa, pero no es por ella… Mi padrastro se murió y dije: ¡no! La vida es imposible, hago mi vida.
¿Por eso te fuiste?
Ha sido un tira y afloja. Me he tirado doce años fuera de casa.
¿Has trabajado?
En el 2007 trabajé en el Carrefour de Montigalà. Pero empecé a trabajar a los 14 años.
¿Conoces bien Barcelona?
¿Yo? Buah, por favor… Mundo no he recorrido, pero barrios… me los sé de pe a pa.
«Mundo no he recorrido, pero barrios… me los sé de pe a pa»
¿Cómo es la gente que ves a diario?
Hay gente que cobra y se hace la víctima. Hay gente que va en plan a las monjas de Calcuta… A mí me cabrea.
¿La vida te ha dado muchos golpes?
¿Golpes? Fua…
¿Qué te ha pasado?
Es que la vida es muy dura… Tengo amistades. En los cajeros ya están jodiendo las almorranas… No es por nada.
¿Qué quieres decir?
Todos los cajeros cerrados. En un cajero en El Corte Inglés hay gente muy borde. Hay rumanos… No es por nada… Marco, un italiano… Un viejo… Yo para estar así, ¡no! En la calle se está muy mal. Estoy intentando que las asociaciones me echen un cable.
«En un cajero en El Corte Inglés hay gente muy borde. Yo para estar así, ¡no! En la calle se está muy mal»
¿Has estado en albergues?
Tienes que ir con mil ojos.
¿Te han agredido alguna vez?
Uyyy… A ver… Ahora de momento en La Rambla se está bien. La Guardia Urbana ya me conoce. Me ven y me dicen: ¿cómo estás?, ¿algún problema? Y yo les digo: ninguno.
¿Tienes un apodo?
Antonio Molina, me he quedado con eso.
¿Has estado casado?
No, conocí a una chica de Vitoria, pero se enfadó. Fue después de lo de las Torres Gemelas. Soy una persona a la que no le gustan las peleas, pero… Hablando se entiende a la gente.
¿Cómo vas de salud?
Bien. Me quitaron un tumor en la Vall d’Hebron.
¿Has tenido problemas con la bebida?
A ver… Si voy a almorzar, por ejemplo, me dice la gente que no paro de picar. A lo mejor me como un bocadillo, tal y cual… No es por nada, pero ya lo estoy intentando. La gente ya lo nota.
¿Le dabas mucho al tema?
Cuando estaba con la Mari era diferente… Pero ya, pues no sé, se me fue…
¿Eres consciente de que te ha dado problemas en la vida?
Sí.
Si pudieras volver atrás, ¿qué cambiarías?
Mira joven, eso de volver atrás…
Lo sé, es una tontería.
A ver, el pasado es pasado. Ahora el presente. El futuro… [emite un silbido].
«Mira joven, eso de volver atrás… El pasado es pasado. Ahora el presente»
¿Cómo ves el futuro?
El futuro es de los jóvenes… Van a su bola, en plan discotecas. Años atrás éramos un grupo de bien. He frecuentado la plaza Urquinaona. Solía ir por el Marabú, una sala de fiestas. Me gusta estar con gente mayor.
¿La gente te ayuda?
Depende… A veces la gente te quema. Tú eres joven. Yo al principio cuando tenía veintialgo era calladito, pum, me decía: macho así vas a ligar menos que un peine. Pero la vida te va enseñando.
¿Eres optimista?
No, soy positivo. Tengo… No me sale la palabra… A veces tengo telepatía… Digo: mañana pasará esto, y pasa. Aparte tengo un pelín de psicología, un pelín.