Dice José Luis que si fuera derrotista ya se habría pegado un tiro, aunque si se encontrase una pistola «seguro que no tiene balas». En su caso, una recámara vacía podría ser interpretada como un mensaje de que no hay que renunciar a la vida y hay que seguir adelante. Este barcelonés ya trabajaba a los 15 años de edad como pinche de cocina en Platja d’Aro y a lo largo de su vida se ha dedicado sobre todo al transporte de mercancías. Hasta que sintió que le «apretaban» en todos los sentidos y acabó harto de todo. Lleva varios años vagando sin hogar e incluso ha sufrido un ataque cardíaco en plena calle, pero no renuncia a encontrar trabajo y enderezar su vida. «Al día siguiente te afeitas, te duchas, te perfumas, te cambias de gayumbos y te vas a una pensión», asegura con determinación.
Texto y fotografía: ALEC FORSSMANN
¿Cuánto hace que estás en la calle?
Unos seis años.
¿A qué se debe?
Avatares de la vida.
¿A qué te dedicabas?
Al transporte de mercancías: electrodomésticos, muebles, materiales de construcción…
¿Barcelona ha cambiado para bien o para mal?
¡Para mal! En todo. La gente se piensa que voy así porque he nacido así.
«La gente se piensa que voy así porque he nacido así»
Muchas personas se han quedado sin hogar.
Tengo amigos con carrera universitaria, han sido banqueros, gente con clase… Pero ahora duermen en la calle.
¿En tu caso ocurrió de la noche a la mañana?
No, fue algo gradual. Estaba casado con un hijo, pero me separé. Entonces estuve siete u ocho años trabajando tranquilamente hasta que sentí que la gente se reía de mí. Te aprietan en todos los sentidos.
¿A qué te refieres?
Intentas pedir algo más de dinero para pagar el piso, pero en el trabajo te dicen que hay veinte personas esperando delante tuyo. Moros, ecuatorianos… que consiguen que me vuelva racista cuando nunca lo he sido.
«Los inmigrantes consiguen que me vuelva racista cuando nunca lo he sido»
La inmigración es un tema delicado.
Y tanto. Ahora mismo, Hitler sería un aprendiz a mi lado.
¿Y antes no pensabas así?
No, nunca. Y mira que conozco a chinos, árabes y sudamericanos y me llevo bien con ellos. Pero muchos vienen aquí a no hacer nada y, como ahora mismo estoy en una situación tan precaria, eso me resulta imperdonable.
¿No se cuida a los nativos?
No. Ayer mismo, por ejemplo, murieron varias personas víctimas de un atentado terrorista en París. ¿Y qué harán? Les perdonarán la vida cuando deberían cortarles los cojones.
«A los terroristas les perdonan la vida cuando deberían cortarles los cojones»
¿La justicia no funciona?
A una mujer la meten en la cárcel por cometer un desfalco de unos 1.400 euros. En cambio, a delincuentes como Millet, Acebes, Rato y Pujol no les hacen nada.
Te mantienes informado.
Aunque me veas buscando entre la basura no soy tonto.
«Aunque me veas buscando entre la basura no soy tonto»
O sea que esta sociedad no avanza.
Vamos hacia atrás. A Barcelona vienen ¡italianos! a montones a tomarse la metadona. Te piden «una sigaretta, una sigaretta«, y si no les das te vejan y te insultan en tu propia cara. Y te preguntas: «¿Qué coño pasa, aquí, en tu propia casa?».
¿Frecuentas los albergues?
No me interesan para nada. Hace un tiempo sufrí un ataque al corazón en plena calle, me recogieron unas monjitas y después me llevaron a un albergue. Esta gente lo hace de buena fe, pero luego hay gente que se aprovecha de esta situación y no puedes decir nada.
«Hace un tiempo sufrí un ataque al corazón en plena calle y unas monjitas me recogieron»
¿Por ejemplo?
En un albergue vas al lavadero a lavarte los calzoncillos y está ocupado por los moros, vas a conectarte a internet y está ocupado por los moros… Estás que no puedes y ellos encima piden de todo: quieren comer en una terraza soleada en vez de en el comedor y piden Coca-Cola en vez de agua.
¿Renuncias a encontrar trabajo?
No, siempre puedes encontrar algo que se venda bien, al día siguiente te afeitas, te duchas, te perfumas, te cambias de gayumbos y te vas a una pensión.
«No renuncio a encontrar trabajo. Un día encuentras algo, te duchas, te cambias de gayumbos y te vas a una pensión»
Eres optimista.
Claro, si fuera derrotista ya me habría pegado un tiro. Lo que pasa que si me encuentro una pistola seguro que no tiene balas.
¿La vida tiene valor?
Sí, tengo un hijo y una ex mujer.
¿Hay buena relación?
No, pero tengo amigos y las ganas de hacer cosas y ya está.